Respirar.
Que no se me olvide,
que no se nos olvide,
y si se nos tienen que olvidar cosas,
que se nos olviden todas y sólo esta que no se nos olvide.
Hemos perdido presencia desde el momento en que hemos dejado de respirar, y no interesa perderla.
Desde el momento en el que hemos comenzado a caminar por la vida decidiendo que no hay tiempo, ni para respirar.
Respirar sería la primera de las cosas.
Respiro y entonces todo es más fácil.
Sincero. Fluído.
Respiro y entonces estoy,
y me resulta más fácil saber que estás.
Respiro y entonces me veo, y te veo, me escucho y te escucho.
Respiro y lo que tiene que moverse se mueve (y deja de removerse).
Respiro y lo que tiene que ser existe (y deja de insistir).
Respiro y entonces miro distinto.
Es la regla de oro, en teatro, en gestalt.
Y ahora en fotografía.
Así que hoy voy a reivindicarlo.
Para que no se me olvide.