Deseo salir al mundo y jugar con él.
Ver mis posibilidades, ver sus posibilidades.
Sentirme parte de ese juego llamado vida.
Sentir que piso, que expreso, que digo, que soy.
Y hacerlo a mi manera.
Sentir que encuentro mi lugar y que si no, lo invento.
Abrir la boca, inspirar bien grande, y soltar bien grande.
Abrir los ojos, con el corazón.
Volver a la curiosidad.
Volver a la sensación de que en cualquier momento,
en cualquier rincón de esta ciudad,
puede suceder la magia.
Encontrar mi forma.
Mis formas.
Bailarle a mis diferentes yo.
Sacarlos a pasear.
Airearlos.
Compartirlos.
Sonreirles.
Sanar mis censuras.
Y zambullirme en ese baile con el mundo en ese diálogo en el que si me doy, te doy. Y si te doy, me das.
Quiero pasear por el mundo
como lo hacía Amelie, en el Pont des Arts.
Quiero construir mi historia y que parezca una ficción, como lo hacía en Edward Bloom en Big Fish
Quiero viajar-me, encontrar mi camino, como lo hizo el Alquimista.
Quiero volver a ver las señales,
como Ana y Otto, en los amantes del círculo polar
Quiero darme cuenta de que la vida,
si quieremos escucharla, no deja de hablarnos, no deja de estar escrita por y para nosotros.