Ayer tuve la fortuna de asistir a un regalo.
Regalo como tiempo y espacio que Marián decidió darse, para ser acompañada y observada con respeto, escucha y amor, en los últimos momentos de un embarazo tanto tiempo deseado, a punto de encontrarse con su hija, Gael.
Soy un visitante asiduo a la presencia. La busco adentro y afuera, y en ese sentido, hacía tiempo que no observaba a alguien tan tremendamente presente.
Por ello, te llamo regalo.
«Marián, vengo todo el camino de tu casa hasta la mía suspirando, sintiéndome la persona más afortunada del mundo por lo que ha sucedido esta tarde.
El nuestro es desde ya uno de los acompañamientos más especiales, íntimos y bellos de mi vida.
Gael está a punto de llegar, y hoy he podido acompañarte en tu felicidad, en tu plenitud, mirándote en el espejo, luminosa, observando cada cambio en tu cuerpo, preparando el bolso para el hospital, acompañando el amor y las risas con tu chico en la cama, bañándote, mimándote.
Gracias por invitarme a tu luz, por dejarme escuchar los latidos de Gael, y observar y acompañar los tuyos».
Nunca olvidaré este momento en el que abriste los ojos.
……………………………………………
Podéis acceder aquí a la información sobre los acompañamientos fotográficos a la intimidad y al amor.
En estos enlaces os ampliaréis la mirada sobre mi enfoque de trabajo: