«Cuando tenía seis años, vi una vez una imagen magnífica en un libro sobre la Selva Virgen que se llamaba «Historias Vividas». Representaba una serpiente boa que tragaba una fiera. He aquí la copia del dibujo.
…
Mostré mi obra maestra a las personas mayores y les pregunté si mi dibujo les daba miedo.
Me contestaron: «Por qué un sombrero podría dar miedo?»
Mi dibujo no representaba un sombrero. Representaba una serpiente boa que digería un elefante. Dibujé entonces el interior de la serpiente boa, para que las personas mayores pudieran comprender. Siempre necesitan explicaciones.
Las personas mayores me aconsejaron dejar de lado los dibujos de serpientes boas abiertas o cerradas, e interesarme en cambio en geografía, historia, matemática y gramática. Es así como abandoné, a la edad de seis años, una magnífica carrera de pintor.
Las personas mayores no entienden nunca nada por sí mismas, y es cansador, para los niños, darles una y otra vez explicaciones».
(El Principito)