Situarme delante de las imágenes. Escribir lo que está aquí y ahora, me ayuda a nombrar, a expresar, a digerir, a poner punto y aparte.
Aún ando a flor de piel.
Durante mes y medio, he tenido la oportunidad y la gran suerte de compartir mi primera experiencia de formación en autoconocimiento y fotografía con un grupo de personas maravillosas.
Sí, maravillosas. Cecilia, una persona desconocida hasta que un día me propuso entrar en mi casa para hacerme un retrato, experiencia que formaba parte de su proyecto «Tantas formas de respirar«, escribió algo que si convocase una manifestación, llevaría escrito en mi pancarta:
«Lo que más me preguntaba la gente el año pasado, mientras hacía «ochenta formas de respirar» era que cómo hacía para encontrarme todo el tiempo con gente extraordinaria.
Esa pregunta siempre me generaba curiosidad, ya que lo cierto es que si se mira con detenimiento, amor, y la menor cantidad de juicios posibles (difícil, lo sé), lo que más se encuentra uno por ahí son personajes extraordinarios»
Y así es. Tal cual. Ahora, dirán ustedes que no hemos venido a hablar de las personas, sino del curso.
Pues les diré que el curso bien. Que estoy muy contento.
Pero ahora que no nos escucha nadie, y que todas las personas del curso sí lo saben, les diré que para mi lo más importante esta primera vez fue atreverme, estar y no huir de mi. Donde no huir de mi significa no escapar de mis nervios, ni de mis inseguridades, ni de mis «sincericidios» (palabra que aprendí de Nuvia Sequera, y que me encanta). No huir de mi manera de ser y de estar más auténtica.
Hay mucho que aprender y que mejorar. Ahora, lo más difícil, está hecho. Haberme atrevido.
El curso, los cursos tendrán tiempo para crecer, mejorar. Ahora, me quedo con atreverme. Algo que siempre me costó solo que ahora que he descubierto mi pasión, cuesta menos.
Me quedo con atreverme. Y con compartirme con ellas y ellos. Con cada uno de los caminitos de cada uno en el curso. Compartir, sí sumar miradas, y caminos, algo que hace mil veces más rico el proceso.
Idea que resume muy bien este vídeo presentación del festival benimaclet confussion.
Anoche no podía (NO QUERÍA) disimular tampoco mi felicidad. Fue un alumno quien propuso irnos de cena tras la última sesión. Recuerdo las miradas, la complicidad que hubo en la cena, la evolución de cada uno de ellos durante el curso, los descubrimientos, los «compartir» en los encuentros con algunos de ellos a solas, los «compartir» en grupo, los trabajos, los pasos, los atrevimientos.
Anoche me preguntaban para cuando la 2ª edición, pensábamos ya en la excusa para volvernos a ver y no, no podía.
No quería disimular mi felicidad.