A veces pareciera que necesitamos viajar para atrevernos a mirar.
Recuerdo como antes los viajes eran la excusa perfecta.
El reto ha venido después, y está en convertir la cotidianeidad de nuestro día a día en el verdadero viaje.
Ahora, es cierto que salir del espacio conocido, ayuda.
Así que aprovechemos los viajes para dejarnos llevar, del todo. Y traigámonos esas sensaciones en la mochila, pues esas ya no las perdemos.
Y cada vez que miremos, estarán con nosotros.
Gracias, Londres.