Hoy ha sido día de tránsito. Ese día necesario para darnos cuenta de que mañana sí, mañana al abrir los ojos ya será del todo 2014.
Y entonces tendremos (como cada día, ni más ni menos sólo que de manera más simbólica) todo el tiempo por delante para elegir.
Cada día es uno de enero sólo que no nos damos cuenta.
Comienzo el año con esta imagen por dos razones.
Un día tuve la suerte de fotografiar a alguien durmiendo.
Es una de las situaciones más íntimas que se pueden fotografiar, sin duda.
Pues bien, eso que construimos entre ambos para que pudiese darse este momento es en lo que quiero seguir trabajando en adelante.
La otra razón es que me gusta soñar. Mucho. Ahora, quien me conoce bien, sabe que me despierto mejor.
E imagino por qué. Hace ya tiempo que me despierto con ganas, contento.
Me da que es desde que decidí que soñar estaba muy bien,
pero que aún estaba mejor que cada día al acostarme y revisar el día,
sintiese que había hecho aunque fuese un poquito, de los sueños, el camino.
Hoy voy a soñarte pero a partir de mañana te construyo, 2014.
Bienvenido seas.