Llovemos.
Andamos un poco todos hoy, lloviendo.
Quizá llovemos de rabia, de impotencia, de frustración o de simple y perfecta tristeza.
Un día no estarás, o más bien, estarás de otra forma, como en realidad estamos cada uno de nosotros, cada día.
Un día no estaremos, o más bien, cada día dejamos de estar como el día anterior.
Hoy es distinto a ayer.
Nos negamos al presente, nos negamos al cambio, al movimiento, a la incertidumbre.
Nos negamos a la impermanencia, nos negamos a la muerte y en el fondo, nos negamos a la vida.
Hoy llovemos, y es perfecto darse cuenta.