Soy yo ayer a las 20’00 de la tarde. Cogí espejo, hacía semanas que no lo hacía, y volví al ejercicio de colocarme delante, a ver qué ocurría esta vez.
Ayer elegí una de las más luminosas, sin embargo, esta mañana he vuelto a mirarlas, y cuando las veía pensaba: «salgo como serio en todas», «hay algo como de para dentro», «tienen bastante de oscuro»…
La que elegí ayer digamos que no era representativa. Así que me he dicho: «vamos a ver, vamos a ser un poco más sinceros»… cuál elijo.
Las había más oscuras que esta. Más luminosas. Y luego estaba esta, en la que miro al frente, y en la que no sabría decir si hay más luz o hay más sombra. Era esta.
A todo esto, tenía ya la foto, pero pasa que hoy es mi cumpleaños,
y siendo como es mi cumpleaños, pareciera que no toca mostrar sombras,
colocarme con este claroscuro, cuando sólo «debería» haber luz…
Cuando uno cumple años, o refirámonos con «cumplir años» a cualquier otra fecha señalada,
pareciera que sólo toca hablar de claros, de sonrisas, de luz, vamos
Y no, me parece un momento perfecto para reivindicar a ambas, luz y sombra
siempre juntas, siempre bailando la una con la otra.
Y es que así ando, claro y a la vez oscuro.
Hace un tiempo que vengo acompañado de las dos.
Así que no iba a apartar a una de ellas hoy, porque toque.
Unas veces somos más conscientes de la luz, otras más de las sombras,
y a veces ocurre que vemos ambas, y nos movemos entre ambas.
(en realidad esto ocurre siempre, sólo que no siempre andamos atentos)
Tampoco es importantísimo que estemos atentos.
La una se alimenta de la otra, con lo que si nos empeñamos en tapar una de ellas, irremediablemente la otra irá a buscarla.
Es cuestión de tiempo.
El hecho es que cumplo años (siempre ha sido así) con don claro y don oscuro bien alimentados.