admirar.
1. Causar sorpresa la vista o consideración de algo extraordinario o inesperado.
2. Ver, contemplar o considerar con estima o agrado especiales a alguien o algo que llaman la atención por cualidades juzgadas como extraordinarias.
3. tr. Tener en singular estimación a alguien o algo, juzgándolos sobresalientes y extraordinarios.
La admiración aparece en el enamoramiento de forma natural, cuando centramos la atención en lo extraño, misterioso y diferente.
Después hay que cultivarla.
Cuidado, admiración no es dependencia. No es veneración. No es adulación.
Admiración es sencillamente admiración.
Admirar es una virtud, sólo que en esta sociedad está mal visto. Preferimos criticar, juzgar… Estamos más entrenados en resaltar lo negativo.
Eso hace que cuando nos dicen algo bonito nos medio tambaleemos y no sepamos ni dónde mirar ni qué hacer con ello.
Para seguir admirando es necesario mantener la mirada abierta.
Es posible admirar lo que ya «conocemos», si nos damos cuenta de que eso que ya «conocemos» es una imagen llena ya de polvo que guardamos en su momento.
Es posible mantener la admiración si nos volvemos a hacer preguntas, si cultivamos la curiosidad.
A este hombre comencé a admirarle pronto, cuando tocó enamorarse. Le admiré después, cuando le fui conociendo más, cuando arriesgó y dio un gran salto.
A este hombre le sigo admirando hoy, caminando a su lado, en el día a día.
No es difícil admirar a Rodrigo.
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