¿por qué con desconocidos?

Porque las personas han despertado desde siempre mi curiosidad. He pasado, eso sí, por muchas etapas. Desde la inseguridad, el mirarlas de lejos, esconderme o acercarme «de puntillas», hasta experimentar el contacto con el teatro, o la gestalt, y llegar a trabajar con ellas desde el lado más íntimo.

Porque desde pequeño he buscado tener experiencias nuevas. Nuevos sabores, nuevos lugares… Ese componente de novedad, adrenalina, esa capacidad sensitiva multiplicada y esa atención disparada que tenemos cuando descubrimos algo por primera vez…

Porque siempre me encantó inventarme historias sobre las personas, en la calle, o en los trenes, y ahora la fotografía me ha dado la excusa perfecta para no inventármelas solo, y también, escribirlas.

Porque soy un romántico. Y me gustan las pequeñas historias, como las que le ocurrían a Amelie, o a Big Fish. Les ocurrían no, las provocaban. E imagino que en cierta medida ando buscando lo mismo.

Porque aunque nadie ha dicho que sea sencillo, ni siempre gratificante, será la intuición, será lo que será pero suele salir bien. Donde salir bien significa que ambas partes suelen irse contentas. Y donde salir bien incluso ha significado en ocasiones, pequeñas y bonitas historias que contar, e incluso grandes, como la de Nelly.

Porque cambiando de tercio, estas situaciones conllevan un cierto morbo. Alguien que mira a otro alguien por algún motivo que le seduce, pero no solo eso, alguien que se delata reconociéndole a ese otro alguien, que está mirándole. Alguien que se descubre mirado, e intenta disumular que le gusta. Alguien que incluso decide y da el paso de escribir a alguien para sentirse, por un tiempo, mirado.

Porque he encontrado del otro lado una respuesta sorprendente «a mi causa», una sed, una curiosidad por ser mirado, por encontrarse con ese «loco» que anda buscando a desconocidos. Desde el minuto cero. Desde que lancé el proyecto «Primera Impresión«, y en horas, me escribieron seis personas, hasta los últimos mensajes lanzados por facebook, en los que he tenido respuestas de desconocidos en pocos minutos.

Porque se puede aprender mucho de estos encuentros (esta especialmente para los gestálticos): son en sí un ejemplo maravilloso de situación de contacto, desde aquello que nos lleva a ambas partes a encontrarnos, hasta el momento en que decidimos, que ha acabado.

Porque me permiten experimentar los pequeños adioses a los que siempre tuve miedo. Quién sabe, muchas veces, si nos volveremos a ver.

Porque me permite seguir experimentando con el proceso. Obviamente, la excusa es una, o varias fotografías, ahora es en el cómo surgen estas situaciones, cómo se desarrollan, cómo me siento, donde me resulta más interesante poner el foco, más que en las fotografías en si.

Ahora, también os diré algo. Hay algo en las fotografías, algo que posiblemente esté bañado o totalmente inundado por esa intensidad en los encuentros. Por esa adrenalina y esa sensibilidad a flor de piel.

Muchas de esas fotografías (será que en ellas se condensa todo lo que allí ocurrió), me atrapan.

 

Y como me atrapan, me da que habrán muchas más experiencias con desconocidos.

Y me da también, y también os da, que os las seguiré contando.

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