El año pasado RUZAFA loves KIDS supuso mucho para mí. Era la primera vez que me lanzaba a la calle a un evento, a hacer fotos. Tampoco había hecho fotos a niños. Siempre me habían dado como mucha curiosidad y a la vez, mucho respeto. No conocía entonces a Noelia, ni a Carlos, ni a Nanufacture… quería simplemente participar de un evento en mi barrio que me daba buenas vibraciones… También era una forma de conocer a gente, de soltarme con la cámara… estaba empezando a tomarme más en serio la fotografía.
Los que lo vivisteis conmigo ya sabéis, lo viví en mayúsculas, con mucha intensidad.
Este año llegó distinto. Con muchas ganas también pero quizá de un intenso distinto. Estaba (está) muy reciente Lactancia, que claro, no ocurre todos los días, y no había puesto mucha energía previa en el asunto… Tenía cierto miedo de que se perdiese un poco de ese halo de intensidad, de novedad que tuvo el año pasado… Por otro lado, sentía mis expectativas, quería ver si había evolución en las fotos, quería disfrutar, dejarme llevar…
Al mismo tiempo tenía claro que quería centrarme esta semana sólo en esto. Echar el resto. Sentía que quién sabe, si quizá vengan nuevas cosas después, pero sabía que volvía a ser una excusa perfecta para convertirme de nuevo en un niño, poderles mirar de cerca, conocer a gente, seguir evolucionando con las fotos (se aprende mucho tirando fotos a diario durante toda una semana).
El hacerlo como una colaboración me permitía además esa libertad, no sentirme presionado con los espacios, ni con los organizadores, hacer un trabajo más libre, espontáneo e intentar hacer lo que me iba apeteciendo en cada momento…
Si soy sincero, ha habido de todo. Ha vuelto a ser intenso. Ha habido momentos de dudas, también, de necesitar feedback desde el lado fotográfico, momentos de cansancio también. A veces como que me obligaba a estar en muchos espacios, a darlo todo cada día, hasta que hubo un momento que me dije: a disfrutar…
Por otro lado, he tenido muchas, muchísimas respuestas de personas por la calle, felicitándome, gente que no conocía y gente que ya conocía, gente que se ha atrevido a acercarse y decirme cosas muy bonitas que guardo para mí y que son empujoncitos.
Cuando uno empieza, necesita de esos empujoncitos.
Y también, también he vuelto a sentir felicidad. Momentos mágicos. Reencuentros con muchos niños y papas y mamas, un año después, sentir que se establece una especie de relación con ellos (hace un momento una de las mamás me decía, jo, ahora ya no nos veremos tanto…), que los niños me saluden, me griten por la calle (hace un momento ha venido un niño y me ha dicho: hola! tú eres amigo de mi mamá)…
Así que GRACIAS, de verdad.
Un gracias grande a Noelia y a Carlos por apostar de nuevo por esta gran semana y por tanto apoyo. Gracias a Tatjana por aparecer (ha sido muy especial estar a su lado y verle trabajar).
Gracias a todas las personas que lo hacéis tán fácil y tan bonito.Y gracias a los peques, que no leeréis este texto, pero sois a quienes miro con la boca abierta.