Un día hace no tantos años decidí escuchar a la intuición, dejarme llevar, aventurarme, confiar, mostrarme, y compartir.
En general, en la vida.
Sí. Más menos en ese orden: escuchar a la intuición, dejarme llevar, aventurarme, confiar, mostrarme.
Y compartir.
De un tiempo a esta parte vengo aplicándolas también a la fotografía. Y ¿sabéis por qué?
Pues porque al hacerlo ocurren cosas que no ocurrirían de otra manera y que pasan a formar parte de esa mochila de viaje, de ese habitáculo especial dentro de esa mochila de viaje, al que te gusta mirar. De ese habitáculo del que te gusta extraer, y contar.
Cosas como ésta.
Si clicáis aquí podéis leer la historia tal y como la hemos ido narrando entre los dos. El título al post hoy lo pone Edu, que a todo esto, escribe de maravilla.
«Creo enormemente en tener el valor necesario para hacer cosas como las que hace Jose, son una fuente necesaria de ilusión inesperada en la vida, y generan situaciones que rompen la norma. Hay que atreverse» (Edu Reptil)