Se sumaban varios ingredientes: estaba en paro, se organizaba en Ruzafa una semana de actividades para los niños, quería conocer a gente en el barrio, tenía ganas de lanzarme con mi cámara por primera vez a «cubrir» un evento, tenía ganas de acercarme a los niños…
Tenía cosas más prácticas que hacer, pero soy poco práctico, y la intuición me decía que esa semana tenía que echar el resto.
Fue un viaje verdaderamente intenso.
La intuición no falló. Esos días significarian un antes y un después…